¡Por fin un signo de avances claros!
Todo ha empezado un día que he entrado a la habitación donde duermen las fieras corrupias y me las he encontrado en su sitio favorito, ¡encima de una tabla de planchar!
Aquí los tenéis, totalmente "empanados!
Me acerqué despacio y me puse a acariciar a Arsa, la más tranquilita (estos días). Al poquito, empezó a ronronear, cada vez más fuerte. Sus hermanos la miraban e, incluso, se asustaron un poco y se fueron.
Pero ahí quedaba eso. Después de eso, Arsa ha mejorado mucho, muchísimo, es la que menos miedo tiene, con diferencia.
Otro día, en situación parecida, conseguí que los tres ronronearan ante mis caricias, aunque se levantaron y se fueron a esconderse al transportín (mientras seguían ronroneando).
Arsa cada vez está mejor. Se asusta cada vez menos, ronronea incluso cuando le doy un poquito de pollo asado e, incluso, se la llevé a Rocío a la cama y... ¡se quedó ronroneando!
Sospecho que va a ser un bichillo muuuuuuy cariñoso.
Una foto de la niña... ¿No es para comérsela?
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