lunes, 3 de mayo de 2010

¿Dónde están los gatitos?

Dejarlos en el salón ha sido un error.

Se han pasado la noche mordiendo cables, saltando por el salón, tirando cosas... Me he levantado un par de veces para intentar cogerlos, pero unos tremendos bufidos me han hecho desistir.

Me levanto por la mañana, preguntándome si no hubiera sido mejor adoptar tres tortugas. El salón parece el Vietnam. Miro debajo de cada mueble, del sofá... Ni rastro de los gatos. De ninguno. Ventanas cerradas, así que descarto el suicidio.

Por alguna parte del salón deben de estar. Busco, busco y... Bueno... ¿A que esto parece una estantería de DVD's?




Pues no... ¡¡Es un buen escondite!!






Vale, Curro localizado. Ahora quedan Arsa y Quilla. No aparece por ninguna parte. Miro por cada hueco, pero no hay manera.

Al final, escucho un maullido que viene de dentro del sofá...


Ya pero... ¿Dónde están? Miro por debajo, por los lados... hasta que se me ocurre levantar el respaldo:




¡Cabritas! Lo que me ha costado encontrarlas.

Intentamos cogerlos, pero es prácticamente imposible. Los bufidos y mordiscos son terribles. ¡Están completamente salvajes! Mucho peor que ayer. Durante un momento, Quilla sale al sol y se coloca sobre el brazo del sofá. Es un momento mágico...





Durante el resto del día, ni aparecen, es inútil intentar cogerlos, no salen ni a comer. Una llamada de Susana nos termina de convencer de que así no hay manera.

Hay que tomar una decisión y cambiar de estrategia, de lo contrario, nunca se van a socializar. Siguiendo las instrucciones de Susana, vaciamos una habitación y llevamos todos los trastos de los gatos, transportín incluído.

Luchamos con ellos y con unos buenos mordiscos y arañazos, los metemos dentro
Los dejamos tranquilos para que pasen el trauma y nos vamos de casa, para que no escuchen ruidos y salgan a explorar su nueva habitación

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